El día 24 de enero, Nicholas Blechman publicó en la sección de opinión del prestigioso periódico The New York Times una infografía titulada “Extra Virgin Suicide – The adulteration of italian olive oil” (“El suicidio del Virgen Extra – La adulteración del Aceite de oliva italiano”), citando como única fuente al autor Tom Mueller. A través de una serie de viñetas animadas el ilustrador comienza destacando que buena parte del aceite de oliva vendido como italiano proviene en realidad de países como España, Marruecos y Túnez.
A continuación, acusa a Italia de mezclar ese aceite importado con otros aceites de peor calidad, como el aceite de soja, y otros componentes que disfrazan el sabor y potencian su color. Asimismo defiende que ese aceite adulterado se embotella y etiqueta como “virgen extra” para después ser vendido bajo la respetada imagen del “made in Italy”. El autor concluye que aproximadamente el 69% del aceite de oliva de origen italiano comercializado en países como Estados Unidos es fraudulento. Las reacciones a estas controvertidas manifestaciones no tardaron en llegar. Pronto la publicación Olive Oil Times se hizo eco de la noticia, arguyendo que “el peligro de la excesiva simplificación es que puede disfrazar lo que con frecuencia sólo es información incorrecta”.
Por su parte, agrupaciones de importadores tildaron el artículo de impreciso y difamatorio y, en la misma línea, la North American Olive Oil Association (Asociación Norteamericana de Aceite de Oliva) defendió que los datos sobre aceite adulterado son absolutamente erróneos y que, en los casos aislados en los que se ha tenido conocimiento de esta práctica, la asociación ha tomado las medidas oportunas para erradicarla.
Por último, todos ellos lamentan que uno de los medios de comunicación más influyentes en Estados Unidos ofrezca una imagen tan negativa e inexacta del aceite de oliva que se consume en el país y trasladen a los consumidores confusos mensajes sobre la calidad del mismo. Estados Unidos es el tercer consumidor mundial de aceite de oliva, siendo Italia su principal proveedor con una cuota superior al 50%. En este momento marcado por campañas de desprestigio del aceite italiano, España, segundo socio comercial con una cuota aproximada del 20%, tiene ante sí una gran oportunidad para defender su producto. Campañas simples e informativas que destaquen la calidad, el control en origen, los beneficios y los usos del aceite de oliva ayudarían a evitar la confusión entre los consumidores y potenciarían las ventas en un país que, al no tener capacidad de autoabastecimiento, debe recurrir a las importaciones.