CATA DEL MAESTRO
Hemos pasado un año dificil en cuanto a climatología, con demasiados meses de sequía en donde el olivo ha aguantado estoicamente hasta el otoño, momento en que las deseadas lluvias llegaron para remediar en lo posible una campaña que ya se pronosticaba de media-baja producción. Sin duda estas condiciones afectan al fruto, sobre todo en otoño donde se han visto maduraciones desiguales y tempranas. En fábrica estas primeras aceitunas se tornaban dificultosas en su manejo por la elevada humedad, pero con un trato esmerado se extraía el aceite que ya tenemos a disposición para disfrutar. Un aceite que este año por la ausencia de lluvias otoñales más tempranas marca toda la personalidad de nuestra comarca. En nariz encontramos un frutado verde intenso, más a hoja de olivo que a hierba fresca, lo que ya nos marca un frescor amargo agradable y que nos recuerda al aroma del olivo en su estado natural. En boca se siente denso y si lo saboremaos nos encontramos con un dulce que va acambiando a amargo conforme lo pasamos al final de la boca. Aquí se despliega toda su personalidad, un amargo verde que con efecto retronasal nos entona a aromas de nuestro campo, aromas a almendra e higuera. Al final encontramos el picor típico de nuestros aceites, intenso y agudo que nos deja la boca limpia y llena de sabor y aromas. Un aceite irreprochable, en el que predomina el amargo sobre el picante, y con un toque dulce que suaviza en boca a la vez que intensifica los aromas de nuestra tierra. Para descubrirlo es aconsejable degustarlo de forma pausada en la boca, saboreando despacio y en pequeñas dosis. Un reto para su paladar!