Del bullicio y animación del patio se pasa a una restrictiva zona de fábrica en donde se produce la elaboración de nuestro apreciado producto, aceite de oliva virgen extra.
Es Fidel nuestro Maestro de Almazara y Jefe de fábrica. Hombre de gran experiencia, donde ya trabajaba en molinas en la sierra, antes de la apertura de la Cooperativa. Fidel ha pasado por todas las transformaciones industriales acontecidas, demostrando gran eficacia y buen hacer en el noble arte de extraer aceite. Su papel es fundamental, y en campaña la dedicación es plena. De carácter bronco y serio ha sabido hacerse de un equipo con Antonio y Juan y otros operarios en campaña para controlar los procesos. Y no es poco el trabajo. Os cuento.
El sistema de molturación es continuo, no hay interrupciones. La aceituna en primer lugar pasa por el molino donde se rompe totalmente, luego esta masa va a la batidora donde se homogeniza. De aquí al corazón de la fábrica: el decanter o centrífuga horizontal. Es donde se produce la separación del aceite y agua con el alpeorujo (la pulpa, el hueso y parte del agua de la aceituna).
Controlar este elemento, la temperatura, los agotamientos es de vital importancia. Aquí abrimos dos caminos. Vámonos con el aceite y el agua. Éstos pasan a la centrífuga vertical donde se separa el aceite del agua. Aquí ya sale el aceite de oliva virgen extra que va a los aclaradores y a los depósitos para su almacenamiento.
Señalar la limpieza en la fábrica. Fidel sabe perfectamente que es vital para que nada enturbie el aceite que produce. Otro tema a destacar es cuando sale el aceite de la centrífuga. Su color y olor invitan a probarlo. O por lo menos a mi, que dos o tres veces al día no puedo evitar asomarme y probarlo. Momentos en los que Fidel y sus hombres se ríen al verme a cada instante ir de la oficina a la fábrica.